Hoy me reúno con Javier Corbalán para hablar sobre uno de los temas que más me apasionan: la creatividad.
La creatividad es un constructo complejo. No existe una única forma de entenderla y mucho menos de «medirla». Medir la creatividad de las personas supone un reto en sí mismo que tiene una gran relevancia teniendo en cuenta que nuestro éxito en el futuro dependerá de nuestra capacidad creativa.
Javier Corbalán es Director del Departamento de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Murcia. Y uno de los mayores expertos en el estudio de la evaluación de la creatividad.
En uno de mis trabajos de investigación sobre innovación docente, empleé como instrumento de evaluación de la creatividad, el test CREA. Este test, en cuyo diseño participa mi invitado junto a otros investigadores, se centra en «medir» la creatividad partiendo de la capacidad que tenemos las personas de hacer(nos) preguntas.
Muchos son los estudios que relacionan la capacidad de hacer(se) preguntas con ser resolutivos y resolutivas ante los problemas. Y éste es precisamente el enfoque que siguen en su investigación Javier Corbalán y el resto del equipo, que tras estudiarlo en profundidad me pareció simplemente brillante.
Disfruté tanto estudiando este instrumento y empleándolo en el terreno de campo, que me he propuesto seguir investigando sobre él y sus posibilidades. Por ello, he querido conversar hoy con Javier, para seguir profundizando en este aspecto.
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Recopilando literatura de investigadores e investigadoras en el ámbito de la creatividad, se puede decir que existen 4 enfoques desde los que se aborda su estudio. Creatividad a nivel de rasgos personales, a nivel de proceso creativo, de producto y de ambiente.
Según me cuenta Javier, sus investigaciones se han abordado desde todos sus enfoques si bien es cierto que el resultado más significativo que han producido, el test CREA, se especializa en estudiar el potencial creativo de las personas. Un potencial que puede haber eclosionado o no, ya que quizá se tenga potencial y no se haya desarrollado aún.
Pero, ¿Qué es una persona creativa?
La definición de creatividad es «un caos» en el sentido de que existen múltiples definiciones y variadas y no hay un consenso como puede haberlo en el campo de la «inteligencia». En el contexto de «persona creativa» Javier me cuenta que hay un concepto compartido por los y las investigadoras y fuertemente presente que es el de «pensamiento divergente».
El pensamiento divergente, en contraposición al pensamiento convergente, es un término acuñado por Guilford (1950) y hace referencia a la capacidad de la persona de resolver los problemas en el contexto de múltiples soluciones, explorando diferentes alternativas o planteándose retos diferentes a lo esperado.
El pensamiento convergente tan característico de las Matemáticas, es necesario para el rigor de la Ciencia, o en ámbitos como la Ingeniería para hacer cálculos, para la precisión. Sin embargo, ahí no se agota el pensamiento. De hecho, la mayoría de los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra vida diaria son problemas divergentes en los que hay muchas soluciones posibles. Se trataría pues de producir muchas alternativas y comprobar cuáles de ellas funciona.
Pero el pensamiento divergente también está presente en las Ciencias, y en la Ingeniería. ¿Podría haber fundamentado Einstein su Teoría de la Relatividad sin pensamiento divergente? ¿O podría haberse imaginado el Guggenheim solo empleando la convergencia? El planteamiento de hipótesis, la concepción de una construcción arquitectónica… son procesos característicos del pensamiento divergente, que se localizan en otras estructuras del cerebro y generan otro tipo de conexiones neuronales.
Una persona creativa, en este sentido, no encuentra el placer tanto en acertar como en el hecho de proponer y explorar.
Para Javier y su equipo, y tal y como se refleja en sus investigaciones, la persona creativa es «aquella que se hace preguntas, la que se cuestiona el mundo y que no lo da por cerrado.»
En esta línea destaco el trabajo sobre la medida cognitiva de la creatividad de Javier y su equipo, el test CREA, que se basa en la capacidad del sujeto para hacer(se) preguntas en el contexto teórico de búsqueda y solución de problemas (Corbalán et al., 2003). Y le pido que me ayude a entender de manera sencilla algunos aspectos de su trabajo.
¿De qué manera se relaciona el hacer(se) preguntas con la creatividad?
Para entender cómo se relacionan estos dos conceptos y partiendo de su trabajo, profundizamos en un aspecto algo teórico que basa su fundamento en considerar la creatividad como estilo cognitivo (Alonso Monreal, 1983).
El concepto de estilo cognitivo, hace referencia a una forma de engarzar fenómenos cognitivos y fenómenos afectivos que se dan simultáneamente. Fenómenos que no han adquirido la entidad ni de rasgo de la personalidad ni de aptitud a nivel de Inteligencia.
De esa intuición de Alonso Monreal, que tiene que ver con resolver los problemas de manera cognitiva y afectiva simultáneamente, surge la idea de conectar la creatividad con las preguntas. Como una conexión entre el cuestionamiento del mundo, la búsqueda de más información y una forma de romper con la estructura limitada del problema tal y como se presenta. Así se da, la unión entre el mundo afectivo y el cognitivo.
Una buena pregunta dispara la creatividad ya que permite entrar en nuevas dimensiones y elaborar perspectivas alternativas.
Torrance (1976)
Cuando una persona se hace preguntas diversas, lo que ocurre en cierto modo es que se obliga a construir nuevos esquemas mentales.
Un esquema mental es un patrón organizado de pensamiento e ideas preconcebidas. Es nuestra forma particular de pensar y de ver el mundo que guía nuestras emociones y condiciona nuestra conducta de manera inconsciente.
Aprender a hacer(se) preguntas es por tanto aprender a cuestionar(se) las cosas y por tanto descubrir la posibilidad de que existan nuevas alternativas.
Los niños y las niñas, de pequeños, aprenden a partir de la pregunta.
¿Qué le pasa a mi cerebro cuando se hace preguntas?
Aunque históricamente se habla de la especialización del cerebro derecho en las tareas creativas como el arte, o la música, las corrientes más actuales hablan de una activación global o general de diferentes zonas del cerebro a la hora de crear.
Un aspecto muy interesante a investigar en el proceso de la creación es el de la inhibición. Históricamente se ha entendido que ésta juega en contra de la creatividad, porque, entre otras cosas, frena la libertad. Sin embargo, es curioso comprobar que ciertas dosis de inhibición son necesarias para que la creatividad sea posible.
Las personas con trastornos en el proceso inhibitorio, trastornos en la parte frontal del cerebro, no pueden realizar correctamente pruebas de usos alternativos al no poder inhibir la consigna inicial. Ante una prueba del tipo «busca usos alternativos de un bolígrafo», no pueden elaborar respuestas alternativas ya que se quedan ancladas en la respuesta principal que es «escribir».
En los próximos años, el estudio de la dosis justa de inhibición será una de las líneas que más se estudien en investigación sobre creatividad.
En cuanto a las bases neurológicas del proceso concreto de hacerse preguntas, Javier me comenta que es otra de las líneas en las que están trabajando en la actualidad.
Evaluar la creatividad con el test CREA
Terminamos nuestra conversación hablando de la herramienta de evaluación de creatividad que han desarrollado Javier y el resto del equipo, el test CREA. Una herramienta que yo he utilizado en mis trabajos de investigación y que me ha resultado estimulante.
Agradezco enormemente a Javier su tiempo y su disposición a conversar. He disfrutado como una «niña marciana». Espero poder volver a coincidir en breve.
Y para las y los que nos interesamos por entender qué es lo que ocurre en nuestro cerebro en el momento concreto de hacer(nos) o recibir preguntas, tendremos que esperar unos 6 meses para obtener respuestas al respecto.
¡Feliz espera!
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